Hace ya un año que el Coronavirus se instaló en nuestras vidas cambiando nuestra manera de percibir la realidad e imponiendo una “nueva normalidad”. Tuvimos que familiarizarnos con términos como confinamiento, estado de alarma, pandemia, distancia de seguridad, medidas de desinfección, desescalada, fases y toque de queda. Cambiamos nuestras rutinas, nuestra forma de trabajar e incluso de relacionarnos con nuestros familiares y amigos.
Tuvimos que renunciar a muchas cosas y despedirnos de seres queridos. Pero el coronavirus no solo ha traído pérdidas y sufrimiento, sino que también nos ha brindado la oportunidad de pararnos a pensar cómo podemos ayudar a las generaciones venideras para contribuir a seguir mejorando la sociedad y mantener el legado que nuestros mayores, los más perjudicados por esta pandemia, tanto trabajaron y lucharon por construir.
La adversidad no tiene que ser mala necesariamente, todo depende de la interpretación que queramos hacer de ella y de la fortaleza, resiliencia o capacidad que se tenga para sobreponerse a ella, para canalizarla y gestionarla adecuadamente. Ya que ahí está la clave para dar la vuelta a la situación y abrir la puerta a tiempos mejores.
Desde Psicología Conde Orgaz queremos compartir con vosotros una reflexión a cerca de la importancia de, en estos momentos especialmente difíciles, centrarnos en criar y educar emocionalmente a los más pequeños para regalarles la oportunidad de convertirse en hombres y mujeres fuertes que consigan transformar esta época difícil en una fácil.
“Los tiempos difíciles hacen hombres fuertes, los hombres fuertes hacen tiempos fáciles.
Los tiempos fáciles hacen hombres débiles, los hombres débiles hacen tiempos difíciles…”
¿No es esta frase un reflejo de la historia de la humanidad?, no es cierto que después de un periodo de gran adversidad aparece uno de prosperidad, y cuando esta se alarga la rueda gira volviendo la oscuridad a ganar terreno durante una época, hasta que regresa la luz.
Y por supuesto las personas estamos implicadas en el proceso, más aún, somos los responsables del ciclo… En estos tiempos del Covid, estamos despidiendo a la generación de hombres (y mujeres por supuesto) fuertes, la generación que vivió la guerra y la postguerra, la que con su esfuerzo levantó el país del que ahora disfrutamos, la generación del deber y no de los derechos, del esfuerzo, la austeridad, la fortaleza…
Gracias a ellos disfrutamos del buen vivir del que la mayoría gozamos sin tener mérito alguno para merecerlo, gracias a ellos estos tiempos son o al menos eran, fáciles… Y nosotros personas débiles.
Pero ha venido el virus a ponerlo todo patas arriba, a cambiarnos la perspectiva y a ponernos las pilas en lo que a fortaleza se refiere.
A los que nos ha pillado creciditos no nos queda otra que adaptarnos a las nuevas circunstancias e intentar pasar el trago lo mejor que sepamos.
Pero si podemos hacer mucho por las nuevas generaciones, por los niños actuales y los que vendrán, podemos criar niños emocionalmente fuertes y mentalmente sanos. Basta con autorizarles a sentir todo el espectro emocional que existe, permitirles sentirse tristes si así se sienten, dejarles experimentar su rabia, y guiarles hacia donde proyectarla, legitimarles sus miedos, sus alegrías, sus frustraciones, su curiosidad, sus fantasías…
En definitiva, creando con ellos vínculos de apego seguro, siendo coherentes, fiables, responsivos, próximos sin ser intrusivos y estableciendo límites claros…
En otras palabras, haciendo de su crianza nuestra prioridad, tomando conciencia de lo que les ocurre y les puede estar ocurriendo y por supuesto disfrutando de compañía y de su infancia que marcará el resto de sus vidas, sean los tiempos difíciles o fáciles.
En Psicología Conde Orgaz podemos ayudarte en la maravillosa tarea de la educación emocional y la crianza. No dudes en ponerte en contacto con nosotros.